lunes, 30 de noviembre de 2020

Confesión de un luchador maniatado


 Soy luchador. Lo que por de fault significa que mis huevos son el blanco de muchos ataques. Es la manera en que un enemigo te humilla; no solo porque es muy doloroso lo que te hacen, sino que atacan tu hombría, tu sexualidad, la manera en que seduces a una mujer, lo que le ofreces para satisfacerla, la manera en que te reproduces. Funciona de muchas maneras. Es como decirte me importas tan poco, que no me preocupa poner en riesgo tu integridad masculina; me importas tan poco que no me interesa si te dejo sin descendencia. Lastimar los testiculos conlleva mucho trasfondo.


¿Cuántas veces me han pegado en los huevos? Ya perdí la cuenta. ¿Mil? No exagero. Tengo 10 años luchando profesionalmente. A veces doy tres funciones por semana. Al menos me deshuevan una vez en cada lucha. Supongamos que no me faulean todas las funciones, pero después me pueden faulear 3 veces en una sola lucha. Sin temor a equivocarme, pueden ser 3,000 golpes a mis testiculos. Entre entrenamientos (sí, hay luchadores que incluso en los entrenamientos te dan un apretón de huevos, o una patada “accidental”), luchas semiprofesionales y las 1,300 luchas en las que he participado, mis partes nobles han recibido castigos que darían escalofríos a cualquier hombre.


¿Cuál ha sido el peor? Es difícil escoger. Patadas por detrás. Apretones sin piedad de 30 segundos. Estrellarme contra un poste sin meter ni las manos. Incluso rodillazos bien dados... ¿cuál dirías tú que fue el peor? Te puedo decir cuales me han dolido menos. Manotazos juguetones, patadas a las cuerdas cuando voy
entrando al ring, pisotones que molestan más de lo que duelen; esos no me importan. Pero cuando me dejan tirado sin poder- perdon, sin querer moverme, y me tengo que levantar para continuar la lucha con un intenso dolor entre las piernas... eso es lo peor.

Así que estar aquí amarrado en una silla, y que me amenaces con deshuevarme si no te pido perdón, solo me hace pensar en cómo mandarte a chingar a tu madre de la mejor manera.
 
 
 
 
 

Man of the North (part 2 of 3)

 (This story starts with "Man of the North (part 1 of 3)") That afternoon I went to see my uncle. I was surrounded right away ; I ...